

Las bobinas del horno de craqueo, como componente crucial del equipo en el campo petroquímico, posee una serie de características de producto únicas y sobresalientes.
En primer lugar, se caracteriza por su resistencia a altas temperaturas. Durante el proceso de reacción de agrietamiento, la bobina del tubo debe soportar temperaturas extremadamente altas que oscilan entre 800 °C y 1000 °C o incluso más durante un largo período. Esto exige el uso de materiales de aleación con una resistencia extremadamente fuerte a altas temperaturas, como aleaciones a base de níquel y aleaciones de cromo-níquel, para garantizar la estabilidad estructural bajo calor extremo sin ablandarse ni deformarse, manteniendo así el progreso continuo y eficiente de la reacción de agrietamiento.
Su propiedad anticoquización también es notable. En el proceso de craqueo, es muy probable que el coque se adhiera a la pared interna del tubo del horno. Sin embargo, gracias a tecnologías especiales de tratamiento de superficies, como el tratamiento del recubrimiento o la optimización de la microestructura, la bobina del tubo reduce la fuerza de adhesión entre los reactivos y la pared del tubo, minimizando la formación de coque. Incluso si se genera una pequeña cantidad de coque, se puede eliminar fácilmente a través de métodos de descoquización en línea, prolongando efectivamente el ciclo de operación.
La alta resistencia y la alta tenacidad son características igualmente importantes. Cuando el horno de craqueo está en funcionamiento, la bobina de tubo no solo tiene que soportar el impacto de medios de alta temperatura y alta presión en el interior, sino que también debe hacer frente a los cambios de tensión causados por la expansión y contracción térmica. Por lo tanto, tiene una alta resistencia para resistir fuertes impactos externos y evitar rupturas. Al mismo tiempo, también tiene una alta tenacidad para adaptarse a las fluctuaciones frecuentes de tensión y evitar fracturas frágiles, lo que garantiza una producción segura y confiable.
Una buena conductividad térmica es indispensable para la bobina de tubo del horno de craqueo. La transferencia rápida y uniforme de calor a los materiales dentro del tubo es la clave para mejorar la eficiencia del agrietamiento y reducir el consumo de energía. Los materiales de aleación especiales que emplea y la estructura optimizada de la bobina de tubo mejoran significativamente la eficiencia de la conductividad térmica, lo que garantiza que la reacción de agrietamiento tenga lugar en un entorno térmico ideal.
Además, tiene una excelente resistencia a la corrosión. El proceso de craqueo involucra múltiples medios corrosivos, como sulfuro de hidrógeno y dióxido de azufre. A través del diseño de composición de aleación especial y la adición de recubrimientos anticorrosivos, la bobina de tubo resiste eficazmente la erosión de estos medios, extiende su vida útil, reduce los costos de mantenimiento y facilita la operación estable y a largo plazo de las empresas petroquímicas.